México tiene tres generaciones
que se graduaron en la vida siendo adolescentes. La primera fue la de los Niños
Héroes, controversial episodio de nuestra historia nacional que resulta
bastante motivacional, la segunda, los Niños Héroes del Perú, hasta la fecha,
la generación más talentosa de la historia de nuestro País y, finalmente,
aquellos que tomaron toda la fuerza de un país y la plasmaron en la cancha.
Marco Bueno pertenece a la generación ganadora de la Copa del Mundo sub 17 en
México 2011.
A diferencia de los campeones de 2005, los de 2011 no se impusieron por talento, sino por huevos.
Con el apoyo de todo un país, el
seleccionado sub 17 no desaprovechó la localía y fue desmontando equipos de
primer nivel. La imagen del mundial es la de Julio Gómez ante Alemania. Un
equipo cuyos jugadores hoy día están consolidados en Europa y que de buenas a
primeras superaba al equipo mexicano táctica y técnicamente. A base de sudor y
sangre, incapaces de rendirse ante el aliento de una nación, marcando incluso
de chilena… la selección mexicana ejerció el mejor episodio de Supercampeones
de la historia. La selección mexicana y su espectacular torneo internacional se
resumen en la frase de Marco Bueno, de quien nos ocuparemos ahora: “el estadio
lleno nos hizo sacar el Fua”.
Como suele decirse, Marco Bueno llegó primero a la repartición de… Bueno, llega primero en todas las jugadas.
Su especialidad es el remate al
primer poste. Ya sea llegando en un breve sprint lateral para ganarle la
posición al defensa o esperando a primer poste un saque de esquina, su
movilidad e impulso le hacen una constante amenaza que la defensa no puede
parar por completo. Dicho de otra manera, si a Marco se le permite realizar la
diagonal hacía el primer poste, situación que depende más de sus compañeros, la
ocasión de gol está garantizada y del portero depende evitar el gol, porque el
movimiento es su especialidad, pero el remate es una virtud.
Y es que sus remates son
exquisitos. Son segundos que se podrían ver en bucle durante varios minutos.
Por la misma naturaleza de su movimiento de anticipación, su espacio de remate
es reducido y le exige un nivel muy alto de técnica y de creatividad. Cuando
remata por abajo, no le pega a la pelota: la cachetea. Ese cachetazo que es una
mueca de superioridad y que siempre toma mal parado al arquero, porque la
pelota, que debería ir al primer poste, se carcajea mientras corre al segundo.
Un movimiento con el exterior del pie o de la tibia cuyo gesto es casi
quirúrgico. Y el chico lo hace tan regularmente que podemos afirmar la
naturaleza inherente a su ser de dicha
habilidad.
Su remate de cabeza, lo mismo.
Bueno maneja las dos opciones, rematar al ángulo de primer poste o buscar el
camino largo y bombeado hacía el segundo. El espectáculo de su remate radica en
la facilidad con la que realiza la difícil suerte de girar primero el cuello
con un impulso del cuerpo que gira después. Puede simplificar y girar sólo la
cabeza, pero de su decisión de donde clavar la pelota depende la forma que
realiza con sencillez abrumadora.
A partir de ahora es cuando la
cosa se pone mejor: pese a tan evidentes habilidades de delantero rematador,
Marco Bueno tiene una interpretación de juego y condiciones técnicas de
mediapunta. Dentro de las cada vez más completas nuevas generaciones, Bueno
entiende muy bien las conducciones por carril central, la recuperación de la
pelota mediante presión, la asociación de circulación en mediocampo. Sus
recursos para el pase no se limitan a la parte interna, utiliza a voluntad el
exterior o la punta para buscar dirección o fuerza. Aunado a todo esto, cuenta
con un buen disparo de media distancia, lo que le da peligrosidad en los
linderos del área. Sus condiciones técnicas, que le permiten rematar a gol
incluso con el pecho, no le convierten en un asistidor, faceta que debe
desarrollar, pero sí en un elemento de ataque con mucha movilidad y
aprovechando su velocidad, pues es rápido, versátil para varios sistemas pero
sobre todo un acompañante de lujo para un delantero, lo que nos deja pensando,
evidentemente, en su futura relación con Boselli.
Hace tiempo que dejar sólo a Boselli en la punta huele a desperdicio.
Las cualidades de Boselli, al que
hacen falta mínimo dos defensas para marcarlo, y eso sin garantías totales,
reclaman un acompañante con características muy específicas: Que ataque uno de
los postes para sus remates, y que sus condiciones técnicas le permitan
asociarse con Mauro. La opción de Gonzalo Ríos, tendiente a rematar al segundo
palo, caer a la banda derecha y técnicamente dotado para buscar el último pase
es bastante buena, pero la llegada de Bueno resulta una opción emocionante. Su
habilidad para buscar el primer palo resultara en el arrastre de un defensa y
quizá un central, lo que dejaría a Boselli, un maestro de la ventaja
posicional, en un ventajoso mano a mano. También la movilidad de Bueno supone
distracciones para la defensa o la posibilidad de que capte un remate de balón
suelto. Su disparo de media distancia completa el área de mejora de Mauro y su
potencia de salto le constituye en una amenaza aérea más del equipo verde.
Por otro lado, Bueno oteará a su
izquierda a uno de los jugadores más rápidos y técnicos de la liga: Burbano.
Dada que su tendencia para el remate de cachetada suele ser mejor cuando la
pelota viene desde la izquierda, es de esperar que la velocidad, electricidad y
técnica de Burbano sea trabajada para proveerle más situaciones como esta.
Marco es Bueno, sí, muy bueno.
Llegará a un lugar con una afición acostumbrada a hacer que los suyos saquen el
Fua. Esperemos que dada su velocidad
y condiciones técnicas, no se caiga en la tentación de situarle en la banda y
se le haga en cambio acompañar más a Boselli, de quién puede ser heredero.
También puede ser viajero de paso, pues es un jugador muy especial y su tipo es
(fue) buscado en Europa.
Es un gran fichaje.
Por @Akelandos.
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