15-Marzo-1990 (25 años)
170 cm
66 kg
Interior-extremo (Quizá funcione ubicado como segundo punta)
Jugador de la MLS con doble nacionalidad, cuenta para la
selección americana.
Miguel Ibarra pertenece a la generación de destacados
futbolistas americanos con apellidos latinos. Como tal, podemos agradecer
características de mentalidad así como pasión y habilidad por el soccer.
Lo sorprendente de Ibarra es su validez en dos posiciones,
pero más allá de ello en dos contextos diferentes dentro de la fase de ataque.
Sus cualidades resultan sorprendentes porque representa una formidable arma de
contrataque cuando hay espacios abiertos o el rival deja una cierta distancia
entre su línea defensiva y su arquero.
Miguel Ibarra es muy válido tanto para iniciar un contragolpe como para finalizarlo.
Comencemos por su posición. La preferida por Miguel es la que
se extiende desde el interior izquierdo hacía el extremo de la misma banda. Esa
realidad interior-extremo deja muy latente el riesgo que significa que reciba
sin marca por muy cerca que esté del centro del campo. Lo que va a marcar su
posición de arranque es su propia interpretación del juego. La altura de su
lateral, lo espeso que esté el mediocampo, la posibilidad de cambiar de banda…
hablamos de un jugador muy inteligente.
Dependiendo de su posición lo que no varía es su comprensión
de asociación. A diferencia de muchos mediocampistas es raro verle girar con la
pelota en los pies, es decir, si recibe de espaldas prefiere el pivoteo. Una
cualidad básica para su fútbol es recibir la pelota de cara o tras un pase
diagonal, para poder arrancar perfilado de izquierda a derecha o arrancar al
ataque.
Entonces, dependiendo de su interpretación, puede estar
situado como un interior a la espera de recibir/recuperar para atravesar líneas
en carrera o muy escorado a la izquierda
Miguel Ibarra es el jugador que te encuentras en un partido y te pasa al lado como un rayo: si te impacta, caes al suelo. Corta el aire cuando arranca.
A la hora de valorar sus cualidades físicas nos damos cuenta
del portento que es Miguel. Su arranque es simplemente vertiginoso. Su baja
estatura se traduce en un tren inferior potente, una zancada corta y velocidad
de piernas. Es fuerte y sobre todo, es consciente de su cualidad física. Recibe
la pelota y su velocidad de aceleración es brutal. Sólo en el instante de
arrancar ya sacó ventaja al rival, por más cerca que esté de él o incluso
siendo superiores en número. Su velocidad punta también es muy alta, será sin
duda uno de los jugadores más rápidos de la Liga MX.
Además de su aceleración y velocidad, tiene una gran resistencia
con la que mantiene el ritmo en carreras que arrancan desde su propio campo sin
bajar un ápice. Dicha resistencia también se nota a lo largo del partido dándole
ventaja en los minutos finales. La combinación de estos elementos es tal, que
atravesar las líneas rivales apenas le conceden espacio se convierte en un
juego de niños y desde ahí a dominado contra rivales en una liga que suele
tener poca coordinación entre sus defensas y mediocampistas.
La potencia de Ibarra hace parecer a los defensas centrales exageradamente lentos.
Las condiciones técnicas de Miguel son también parte de su
fútbol y le vuelven impredecible y efectivo a la hora de atacar. Primero
debemos mencionar que gracias a su baja estatura y control de la pelota, es
capaz de cambiar de dirección en carrera y con la pelota, sin necesidad de
detenerse a encarar. Por lo tanto, es muy válido para ganar la banda o buscar
el enganche en busca de asociarse o ganar posición de disparo. De hecho, es más
común verle ejecutar la primera jugada merced a la habilidad que tiene para
manejar ambos perfiles: su capacidad para centrar, disparar o definir (es
decir, colocar el disparo de gol) es casi indistinta entre ambas piernas.
Si bien su posición escorada a la izquierda se debe a la idea
de partir con posibilidad de llegar perfilado al área (propiamente el enganche
de izquierda al centro no suele suceder) suele centrar mejor la pelota cuando
llega por la derecha, porque entonces se toma el tiempo de levantar la cara y
buscar un objetivo.
Otro punto a destacar son sus centros, que distan mucho de
ser lanzados sobre la carrera, altos y colgados al segundo palo. En su lugar, y
dada la ventaja que suele sacar en carrera, Miguel Ibarra coloca la pelota rasa
o a media altura en busca del manchón penal, es decir, en busca de un
rematador. La inteligencia de estos centros suele ser útil, pero quizá no
tendrían como objetivo encontrar a Boselli, sino que serían perfectos para
buscar a un rematador experto en la cachetada al primer palo, como es Marco
Bueno (http://akelandos.blogspot.mx/2015/06/marco-es-bueno.html).
La técnica individual de Miguel es destacada, para definir
puede utilizar el interior como el empeine de ambas piernas. Sus pases suelen
ser precisos e incluso sabe pisar la pelota o rozar la pelota para escapar de
situaciones de marca. Su control de balón en carrera es bueno y además tiene
una capacidad muy notable en el control de balones aéreos. Bajarlos es para él
un ejercicio fácil, incluso cuando la pelota viene de su espalda. Por eso es un
jugador peligrosísimo se ubica en posición de segunda punta, que lo suele
hacer. Un trazo largo y en velocidad se separa de la defensa, controla sin
problemas y define gracias a su capacidad para encarar al arquero con
tranquilidad.
No es fácil ubicar a un jugador que está acostumbrado a ser el centro de su equipo.
Llega finalmente el momento de buscarle un lugar en el primer
equipo. Con las posiciones de mediocentro e interiores acaparadas por los tres
compadres, Chapo-Gallo-Gullit, el extremo es la opción más natural para Ibarra.
Por delante de Velarde sumaría a la banda lo dosis de ataque que no daría Efraín.
Sin embargo, esa posición debería estar reservada para Burbano, conocedor del
juego leonés y velocista de banda con condiciones de juego muy interesantes.
Una opción muy interesante sería verle de segunda punta con
Boselli, para buscar la jugada de saque en largo y prolongación. Podría de esa
manera sumarse también al mediocampo y caer a la banda. El problema sería un
trabajo táctico al que no está acostumbrado y del que probablemente la
consecuencia sería retrasar su adaptación.
Probablemente veamos un papel de revulsivo para Miguel
Ibarra, dadas sus características de potencia, parece ser el tipo de jugadores
que no necesitan aclimatarse al partido, sino que lo dinamitan desde que
entran. Es curioso que la posición de extremo izquierdo ha sido dolor de cabeza
las últimas temporadas, pero ahora, tiene varias soluciones. De cualquier
manera, si juego Marco Bueno no podríamos perdernos el lujo de verlo asociarse
con Miguel Ibarra.
Faltará ver como aprovecha Pizzi esa versatilidad que ofrece en el terreno de juego.
Akelandos, me agradan tus columnas, buen aporte!!
ResponderBorrarPodrías hacer un análisis de tu 11 ideal del León, así como sus variantes en cambios, ahora que ya tenemos el armado final y sabiendo la formación y estilo de juego de Pizzi.